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16 de abril de 2001

Página cultural del diario Noticias de Palencia

Por Jesús Castañón Rodríguez

Página cultural del diario Noticias de Palencia

Número 32. 24 de mayo de 1983.

Itinerario Manriqueño

Los poetas van hacia su cuarto encuentro en la poesía de la postguerra con la sombra de Jorge Manrique.

Pero esta vez no es Paredes de nava (Primer y Segundo Encuentro) ni la provincia entera y más en concreto la Excma. Diputación Provincial, incomparable marco del V Centenario -de repercusión mucho más allá de nuestras fronteras-, sino que el objetivo es Santa María del Campo Rus, en Cuenca, una villa cercana al castillo de Garci Muñoz, donde todavía siguen diciendo muchos manuales de literatura, equivocadamente, que murió nuestro poeta universal.

Fallo del V Premio Jorge Manrique, en la Casa de Palencia

Es la noche del sábado 21, una noche lluviosa, con nieve incluso a la altura del Guadarrama. Los poetas llegarán a Madrid a buen puerto, ese entrañable y acogedor refugio de la amistad y de la cultura que es la Casa de Palencia, en Bailén, 12. Está a terminar la noche del sábado en la frontera con el domingo. Al rayar la medianoche, cuando ya se ha terminado la animada cena literaria, la animación va subiendo en las habituales caras amigas de la tertulia: el presidente, Lorenzo Rodríguez Durántez, Felipe Calvo, Julia Arroyo de Vighi… y un largo etc. de más de doscientas personas. Un locutor anuncia que se van a abrir los sobres ya seleccionados por el jurado formado por Ángel López, Pepe Hierro, los palentinos Manuel Carrión, Javier Villán, José María Fernández Nieto… Se están celebrando los habituales sorteos de cestas de flores para las numerosas señoras asistentes al acto literario y la tensión está al máximo.

Poco después se abre la primera plica: el accésit de premio, edición y 20.000 pesetas corresponde a Elegía del palomar redondo. El ganador, el poeta palentino Marcelino García Velasco. La grata noticia se recibe con un aplauso general.

Sube la tensión. El ganador del premio es el poeta de Tomelloso, Valentín Arteaga, con Heterobiografía transparente.

Arrecian los aplausos. Se inician las interminables y animadas despedidas. El grupo de poetas que ha de participar en los actos de inauguración del monumento a Jorge Manrique en Santa María del Campo Rus queda citado para las nueve de la mañana del día siguiente. Hay que llegar a la localidad conquense un poco antes de las doce y media.

Hacia Santa María del Campo Rus

Desayuno rápido en una de las contadas cafeterías que los domingos están abiertas a esas horas y carretera. De Madrid a Ocaña, con muy poca circulación en carretera y muchas ideas dando vueltas en la cabeza:

En la su villa de Ocaña

Vino la Muerte a llamar

A su puerta

Dicendo: «Buen caballero

Dejad el mundo engañoso

E su halago,

Vuestro corazón de acero

Muestre su esfuerzo famoso

En este trago».

Y mientras uno sigue imaginándose al Conde de Paredes cercado por la muerte en su villa, lejos de los campos de batalla, inexorablemente emplazado por la insidia del cáncer, el coche sigue avanzando carretera de Albacete a Alicante hasta Las Madroñeras, en el kilómetro 156. Allí desviando en dirección a Cuenca, tras pasar Alberca del Záncara, se desemboca en Santa María del Campo Rus donde el señor alcalde y las buenas y acogedoras gentes de La Mancha nos esperan al pie del nuevo monumento esperando la hora del homenaje. El monumento todavía está envuelto en el misterio de la tradicional sábana que lo cubre.

Se inicia el homenaje en la iglesia, situada en la misma plaza en que se halla instalado el monumento. Las gentes escuchan con un atento silencio, casi religioso y aplauden las actuaciones con fervorosa emoción. Presiden el acto el director General del Libro y Bibliotecas, Ilmo. Sr. Don Jaime Salinas, hijo del excelente poeta Pedro Salinas, para quien el Director General tiene unas breves pero emocionadas palabras por su relación con la obra manriqueña en el hasta ahora insuperado estudio Jorge Manrique o tradición y originalidad. Expresó su lógica emoción de encontrarse en el lugar de la muerte de Jorge Manrique, inmerso en unos paisajes y unos temas que él conoció de muy niño en casa de su padre, al otro lado del Oceáno.

Son en palabras del señor alcalde y diversos poetas como Manuel Carrión, que presentara al grupo palentino que encabeza José María Fernández Nieto, Juan José Cuadro, José Miguel de la Fuente Ruiz, un servidor y leen sus versos, entre otros, José Gerardo Manrique de Lara, lejano descendiente de Jorge Manrique, Rafael Fernández Pombo, por Toledo algunos poetas locales.

Al terminar se inaugura el monumento. Previamente, el escultor, Manuel Alonso Reguillón ha mentalizado al auditorio que el monumento se ha hecho con varias columnas de la iglesia antigua, cuyas rodelas ha habido que recoger por dispersos lugares de la villa por donde se hallaban esparcidas. Los vecinos habían contribuido aportando las ideas y los materiales. Contra este fondo emocional y tradicional, contra este monolítico grupo de columnas de la vieja iglesia, agrupadas para servir al mismo tiempo de fuente, con la inscripción Nuestras vidas son los ríos y en las que se grabaran además textos de Vicente Aleixandre y de Jorge Guilén, expresamente enviados por sus autores para tal fin, la estatua en bronce de nuestro poeta tan expresivamente modelado, que pese a la desproporción entre bronce y granito su figura queda excepcionalmente resaltada. Es el Jorge Manrique agonizante en una mitad de su cuerpo que ya es pasto claro de la muerte insuperablemente plasmada en una de sus manos y la otra mitad del cuerpo en tensión vivificadora hacia la esperanza al encuentro del agua que cae desde lo alto del monumento en forma de fuente como un milagro siempre esperado por los campesinos de la región.

Aplaudida la excelente realización del monumento a la que tanto contribuyeron los dibujos y estudios de formas del pintor Leon Coullaut, también presente en la emocionada ceremonia de la inauguración, los invitados se dedicaron a conocer Santa María del Campo Rus.

Luego, la tradicional comuda con intervención a los postres del poeta palentino Juan José Cuadros y otros participantes, con cierre a cargo del Ilmo. Sr. Director General del Libro y Bibliotecas.

Al regreso, por la carretera de Valencia-Madrid (la otra vía de visita del monumento), los poetas palentinos que habían tenido allí el encuentro con el palentino José Miguel de la Fuente Ruiz, a quien todavía no conocían más que a través de los versos en su día publicados en los Reencuentros palentinos de este periódico, tuvieron la suerte de conocer el todavía recién editado Acento circunflejo (que se presentará el próximo viernes), libro publicado en colaboración con un complejo colectivo de pintores y poetas de Aranjuez y Ocaña. Por el poeta catedrático de griego en el Instituto de Aranjuez tuvieron asimismo conocimiento de la repercusión en Aranjuez de nuestro V Centenario de Jorge Manrique y de los actos paralelos organizados por los poetas de aquella zona en «la su villa de Ocaña» en 1979.

Al regreso, la emoción de conocer los lugares del itinerario manriqueño: Castillo de Garci-Muñoz, Monasterio de Uclés, es especie de Escorial en que yacen, en la fosa común probablemente, los restos de nuestro gran poeta.

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