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16 de abril de 2001

Página cultural del diario Noticias de Palencia

Por Jesús Castañón Rodríguez

Página cultural del diario Noticias de Palencia

Número 2. 21 de octubre de 1982.

Palencia y Santa Teresa

El 28 de diciembre de 1.580, día de los Inocentes, tras una larga enfermedad parte Teresa de Jesús hacia Palencia, donde va a fundar el Convento de San José de Nuestra Señora de la Calle. El camino desde Valladolid ha sido largo, el día frío y empañado de una fuerte niebla. Teme por su nuevo «palomar» en una ciudad que le han dicho que es pobre. Pero pronto se convence de la generosidad del clero -el obispo don Alvaro de Mendoza, el canónigo Reinoso… y el pueblo de nuestra tierra-:» Fue tanto el contento que mostró el pueblo y tan general que fue cosa muy particular, porque ninguna persona hubo que le pareciese mal» (Libro de la Fundaciones, cap. XXIX).

Aquí recibirá una de las noticias que mayor alegría le dio en su ajetreada vida: la de la reconciliación, de los carmelitas calzados y los carmelitas descalzos.

Aquí, con aquel su carácter franco, echaría el conocido y merecido piropo a la hospitalidad palentina: «toda la gente es de la mejor masa y nobleza que yo he visto y así cada día me alegro más de haber fundado allí».

Aquí, sus monjas, varias veces cambiadas de palomar. Aquí -no se equivocaba Teresa de Jesús- infinitas repercusiones -¡y van ya cuatro siglos!- en la prensa, en el arte, en los corazones de la gente.

Sólo a título de botón de muestra bastaría citar teresianistas acérrimos como el jesuita P. Nazario Pérez, el dominico P. Felipe Martín (Introducción y notas a la vida de Santa Teresa -1909-, Vida de Santa Teresa de Jesús -1914-, Santa Teresa de Jesús y la Orden de Predicadores -1909-…) y, para no dejar al margen a los laicos, el libro de Severino Rodríguez Salcedo Santa Teresa en Palencia (Imprenta El Diario Palentino, 1923) o las publicaciones de Antonio Alamo Salazar Perfil de Palencia en el camino de Teresa de Jesús, Antorchas en la senda palentinoteresiana, Senda emocional de Alba de Tormes -muy cerca de cuya ciudad pereció el autor ya dentro del año del centenario de la Santa- …y una larga serie de artículos y de obras inéditas.

Desde otro ángulo habría que citar a los homenajes de los poetas palentinos en este año del IV Centenario de su muerte, y en el campo de la imagen, la excelente maqueta del monumento presentado a concurso por el – entonces director de la Escuela de Artes y Oficios de Palencia Mariano Timón Ambrosio -fallecido en 1976-, maqueta que alcanzó el segundo puesto en el concurso nacional de 1970.

Nuestra galería: Ángel Cuesta Calvo

Ángel Cuesta Calvo nace en Palencia, 1930. Estudia Dibujo artístico y pintura en la Escuela de Artes y Oficios, bajo la tutela de los pintores Germán Calvo y Julio Gutiérrez, actual director de dicho centro.

En busca de un mayor conocimiento de los maestros mundiales de la pintura recorre el mundo visitando museos (Nueva York, Méjico, París, Galería Tate de Londres, Italia, Bélgica, Portugal…).

Todavía estudiante, participa en la Exposición de Pintores Palentinos organizada por la Excelentísima Diputación Provincial (1955) con dos plumillas: una naturaleza muerta y la inevitable Torre de San Miguel. En 1959 sorprende al público con una exposición monográfica de rincones de la ciudad -casi todos ya desaparecidos-, que constituye su primera exposición individual. En 1968 presenta sus Pueblos palentinos, variada colección de paisajes en tono sepia, donde las casas, y los aperos contrastan contra el cielo blanco. El tema adquiere tal éxito comercial que se verá obligado a repetirlo periódicamente en diversas técnicas: plumilla, acuarela…

Otra temática predominante la constituyen las marinas, del Cantábrico -1967-, del Levante –1978-, de Canarias -1981-, todas ellas en, acuarela.

Destacan asimismo los bodegones (plumilla y acuarela) con la esencialidad de lo cotidiano: las zapatillas de deporte, las nueces, la cesta del pan… En la misma línea y a plumilla ha creado modernamente curiosas composiciones a modo de historietas en evolución, como la del paro -a base de una transformación fantasmagórica del mapa de España- o del complejo ológrafo en el que en una sola página y en doce formas distintas se inscriben las Noticias del 78, especialmente de periódico. Parecido carácter lúdico-testimonial tienen algunas piedras de playa ilustradas originalmente.

No menos importante es en Cuesta el cartel, al temple, con predominio del dibujo muy cuidado y con una idea de fondo de poder grabador: Ferias de San Antolín, carteles publicitarios (Elecciones, deportes, portadas de discos, el de la lotería nacional con la Torre de San Miguel dentro del bombo…).

Entre sus principales exposiciones, además de la monográfica sobre NUDOS (Valladolid, 1.981) son de arte moderno, previa selección, como las de Pancho Cossío (Santander, 1973), Bienales de León (1974), Marbella (1975), Valladolid (1979), Palma (1981), Concursos nacionales (1976), Premio de Dibujo Joan Miró (1976) y Artistas plásticos de Castilla y León (actualmente en el claustro de la Catedral).

Desde 1972 se incorpora a la pintura expresionista en óleo sobre tablex, que se inicia con una primera etapa en que, a base de manchas grandes, hay un predominio total de la figura y el desnudo (1973).

La etapa inmediata se caracteriza por el predominio de la figura geométrica, con una abstracción que tiene como base de partida el cubo y fundamentalmente el hexágono. Los colores forman una gama escalonada y el conjunto se encuadra bajo un título común, Caleidoscopio 1, 2, 3….

Resultan figuraciones homogéneas, repentinamente rotas por un intencionado punto de contraste en color violentamente resaltado.

Desde 1.975 gira su experimentación continua hacia módulos de arenisca cincelada con acrílico, en estructuras redondas -a veces como racimos de extraños caracoles- en espacios limitados, con frecuencia resaltados por estructuras caligráficas de significaciones subconscientes y ya al margen de la frontera de la realidad: esqueletos de realidades presentes, cenizas de realidades desaparecidas, en el entender de Corral Castanedo (Norte de Castilla; 2-5-1979).

En la última etapa de esta evolución hay que colocar, desde 1978, la tendencia al surrealismo, con formas elementales inscritas en una especie de engranajes entre mecánicos y metafísicos, en cuyo interior reluce la blancura de supuestos esqueletos antropozoomórficos que sugieren infinidad de posibilidades recreadoras, si bien al fondo de todas ellas y tanto a través del violento contraste blanco/negro o a lo ancho de una difuminada gama de grises, como de la combinación delirante de las formas, se perciben sensaciones confusas que van desde la poesía pura a la tristeza absoluta, de la descomposición de la materia mecánica a la caducidad de todo el universo.

Estas son las facetas esenciales de Angel Cuesta Calvo, pintor de la segunda mitad del siglo, a distancia de nuestros clásicos del XX -Caneja, Mozos, Germán Calvo…- y de las últimas generaciones de pintores a los cuales acaso encabeza por su edad, en lo que viene a ser el equivalente a la generación literaria del 60: otro sentimiento del paisaje, una Castilla que ya no es la del 98, un intimismo mayor y una honda huella de catastrofismo -tal vez consecuencia de una infancia con guerra al fondo, a la que se superpone una nostalgia nebulosa y un afán empedernido de encontrar nuevas formas para expresar los nuevos sentimientos.

Mairena, una revista de poesía

Abundantes han sido en los últimos años las revistas poéticas. Lo que no nos sucede, sin embargo, cada día es que la Revista, en esta caso solamente dedicada a la poesía tenga una gran calidad, pese a los tres años que lleva de rodaje. Para hacerse una idea bastará citar el número 9 (Primavera del 82): Una larga, pero sobre todo profunda, entrevista con Jorge Luis Borges, otra con Alberti, otra con José Hierro, un homenaje y un estudio sobre Juan Ramón Jiménez con motivo del Simposium organizado por la Universidad de Puerto Rico en el Centenario de su nacimiento, un estudio sobre la poesía portorriqueña de 1981 y una extensa crónica sobre las actividades poéticas en dicho año, las habituales reseñas de libros, la interesante sección antológica Palabra en el tiempo -con la inclusión de algunos poetas españoles-…

Pero acaso no deja de ser importante que MAIRENA esté dirigida precisamente por un poeta palentino, Manuel de la Puebla, a quien -lo confesamos llanamente- ni nosotros conocíamos, ni él tenía idea del florecimiento de la Poesía palentina de la, postguerra, descubierta por él en Madrid recientemente, con motivo de su asistencia al congreso de poetas del último verano, a través del libro de José María Moro Benito, editado en 1980 por la Excelentísima Diputación Provincial.

Vaya desde Noticias Palencia, un brindis por este «reencuentro» de poetas de misma tierra, anclados a ambos lados del charco.

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